sábado, 22 de agosto de 2009

¿POR QUÉ ESCRIBES?


Hace más de un año viendo un comercial de TV (La Tinka), recordé un episodio pasado que no pude evitar enviarlo por mail a unos amigos suscritos en una Lista de Google, luego vino otro recordaris y un nuevo envío y al tercer remember me obligaron a crear este Blog y descargar mis demonios. Lo gracioso no fue contar mis episodios sentimentales a gente que me iba conociendo, si no que los que pensaban conocerme (hermanos, amigos, familiares, amigos y hasta mis hijos) recién se enteraban del 90% de estos asuntos. Uno de ellos me preguntó riéndo y reclamando no haber dado la primicia a los cercanos "¿Oye, qué se te ha dado por contar ahora esas huevadas?". Otras personas me pedían nombres y más detalles, unos me interrogaban sobre la veracidad de los hechos y por último una sola preguta me quedó dando vueltas unos dias sin poder reponderla. ¿Por qué escribes?.

La respuesta más cercana que obtuve sin converserme del todo, fue que escribía aquellos hechos pasados por que no se las había contado casi a nadie y supuse no ser bueno quedarse con "eso" adentro y bueno, mientras los involucrados no se enteren pues, normal pues. Sin embrago, algunos de los actores sí se enteraron, sé que lo han tomado a bien, por el lado jocoso del asunto, pero, no creo que pueda seguir escribiendo más.

Y es que lo que sigue ya involucra a más gente de mi entorno. Una cosa es enterarse de asuntillos de alguien que no conoces, pero cuando te tocan o tocan a alguien cercano, ahi cambia el asunto, ya no es tan cómica la cosa. Prefiero llevar el tema por el lado amable y sin distanciarme de mis amistades.
Me gustaría saber quienes más me leen y qué piensan de las cosas que me pasan, les pasan o podrían pasar. Prometo un par de envios y hasta ahí no más con las intimidades ajenas.

Una opción será trasladar anécdotas cotidianas que no tengan que ver con mi bragueta, de esas tengo muchas, salvo que ustedes que finalmente están acostumbrados a una línea de historias hot, no les interesen la cotidaneidad del día a día sin cama de por medio. En fin.

Para terminar el rollo, haré un par de envios (cuando pueda) y ya veremos qué pasa después. Por lo pronto los dejo con algo de Beto Ortiz, que en parte grafica el por qué la gente escribe, al menos el por qué él escribe.
Yo me quedo con lo del "pipilín".



Por favor, no me beses
Beto Ortiz

Para todos los que, desde hace ya bastantes años, se citan conmigo, domingo a domingo, en esta humilde página y para los que quizás la estén leyendo por primera vez. Para los que siempre compran libros, para los que los leen prestaditos y también para los que no los leerían jamás. Para todos pero, sobre todo, para los que, a pesar de lo muchísimo que me aborrecen, me leen puntualmente va este regalo: un adelanto de mi último libro con todo ese odio tan tierno, con todo ese contradictorio amor que ustedes se merecen.
Los jóvenes siempre me preguntan, intrigados: ¿por qué escribes? Escribo porque se me sube el indio, porque se me sale el monstruo, porque se me mete el diablo. Escribo como un anciano que va por la calle hablando solo. Escribo como un loco calato que te amenaza con su mugre y con su piedra.
Escribo como un niño que juega con su pipilín. Escribo porque sé que conmigo, ni a misa. Escribo porque todo lo que han escuchado sobre mí ha de ser verdad. Escribo porque les doy nervios y ustedes ni siquiera se toman la molestia de intentarlo disimular. Escribo, por supuesto, para vengarme. Para vengarme de todos y cada uno de ustedes.Escribo porque escribir es bueno para la salud, porque, a veces, escribir me desencadena un llanto tan violento como la náusea que hace estallar un dedo en la garganta. Escribo para poder rugir, en consecuencia, para poder ladrar, para poder aullar como un pobre perro callejero al que han pateado brutalmente.Escribo porque no tengo perro que me ladre.Escribo porque sé que no he de tener hijos. Escribo porque existe algo que siempre extrañaré.
Escribo para nunca dejar de llorar a mis muertos. Los muertos que me acompañan a todas partes, los que velan mi sueño, mis fieles, mis queridos muertos.Escribo por la misma hermosa razón por la que lavo platos doce horas en un restaurante, seis días a la semana.Escribo porque necesito la plata para comprar las pastillas de mi mamá.Escribo para que, si no me pueden respetar, me teman. Escribo porque, en el fondo, yo también me siento indigno, sucio, vil y feo. Escribo para distraer mi mente de los crímenes pendientes. O lo que es lo mismo: escribo para no tener nunca que matar a nadie, ni siquiera a mí.Escribo porque no sé qué más hacer conmigo. Escribo en nombre de los traicionados, los tristes, los humillados, los parias, los linchados, los heridos. Escribo por los que ya no pueden defenderse. Escribo porque es posible que yo tampoco pueda más.
Pero también escribo porque escribiendo soy el más guapo del barrio. Porque cuando escribo es como si tocara el piano y millones me escucharan, absortos, enamorados, enardecidos, extasiados. Porque cuando escribo y solamente cuando escribo, me desconozco, me transfiguro, me convierto en algo poderoso y bendito y luminoso y santificado y lleno de gracia. Porque escribir es la única manera que conozco de rezar. Escribo porque a veces, raras veces, oigo una voz que me dicta palabras excelsas que a nadie más sobre la tierra se le ocurriría combinar y, entonces, como sé que no soy yo, que no puedo ser yo, es de Dios del único de quien sospecho. Escribo porque espero que mañana, Él amanezca de buen humor y haga de mí su instrumento y se anime a volver a escribir por mi mano.Escribo porque estoy demasiado oscuro o demasiado libre o demasiado solo que es la aciaga mezcla de los dos. Escribo por la misma razón por la que leo o voy al cine o veo la tele: porque cualquier historia suficientemente eficaz hará el milagro de suspenderme, un rato, la existencia.
Escribo para sentir que tengo alguna cita con alguien, algún plan para el próximo sábado. Escribo porque quiero saber de qué color son mis circuitos, mis engranajes y mis tripas, porque necesito saber qué demonios tengo dentro: qué parásitos, qué aliens y qué antiguos espíritus me habitan.Escribo porque no tengo esposa, ni confidente, ni psicólogo, ni cura, porque necesito urgentemente conversarme y contarme mis problemas a mí mismo y escucharme y tratar de comprenderme y perdonarme.Y perdonarme. Y perdonarme.
Escribo para que algún desconocido muchacho que, de repente, está en Ferreñafe o en Satipo o en Cerro de Pasco me lea, por azar, un domingo en el periódico y, con un poco de suerte, le guste lo que escribo y así otro día me quiera volver a leer y si, de repente, un domingo, mi columna no se publica porque ese día me tocó estar en algún remoto lugar sin Internet o porque me dio flojera escribirla o porque he muerto simplemente, ese muchacho que está en Ferreñafe o en Satipo o en Cerro de Pasco me busque y no me encuentre y entonces me extrañe. Y yo jamás me entere. Escribo para que esta vieja computadora no me sirva solo para masturbarme en las madrugadas. Escribo porque desde niño me he aburrido y me aburro y me aburriré siempre, mortalmente. Escribo porque esta película es muy lenta, porque este tono es muy monse, porque me pesa demasiado la mochila.
Escribo porque tengo mucha bronca, mucha hambre, mucha pena, mucha prisa.Escribo en la ilusión de que –ya que te he decepcionado en todo lo demás– por lo menos estés orgullosa de lo que escribo. Escribo porque siento que me abandonan las ganas y los recuerdos. Escribo porque se terminan los sueños y los amigos.Escribo porque escribir me da menos vergüenza que adorarte, menos vergüenza que mandar preciosas cartas al infinito y más allá, menos vergüenza que sentarme a esperar que quizás alguien, algún día.Escribo para celebrarme y para destruirte. Para destruirme y para celebrarte.
Escribo para que todos sepan que ya no te quiero pero cuánto te quise, que mi voz buscaba el viento para tocar tu oído. O que ahora, en realidad, te quiero más y que el solo hecho de saberlo te arrebate un poquito de felicidad. O te la duplique. Escribo para resistir la tentación maldita de marcar tu número de memoria. Escribo para ver si, por lo menos así, me das un poquito de bola.Escribo para recordarte que todavía estoy aquí. Que, contra todo pronóstico, resistí. Que, por si acaso, no me he muerto. Todavía no me he muerto, puta madre.
Pero escribo, sobre todo, con el loco afán de llamar tu atención. Para que me mires. Para que me mires, pero no me toques. Para eso escribo, para que no tengas ni siquiera la ocasión de sonreírme de lejitos, con dulzura. Para que no me hables, para que no me abraces, para que, por lo que más quieras, no me beses. Por favor no me beses.
Dom. 09 ago '09

No hay comentarios:

Publicar un comentario