domingo, 31 de agosto de 2008

"PAPI" : Q.E.P.D.




Allá creo que a mediados del 2001 o 2002, dos compañeras de trabajo con 20 años de edad promedio y cerca de seis meses en la labor, llegaron a mis manos a mérito de una investigación que efectuaba por una pequeña falta administrativa cometida, de la cual resultaron sancionadas levemente, acercándose individualmente a conocer el Dictamen; entre otras efectué recomendaciones para evitar futuras faltas y de pasada "sacarme el clavo" ante una curiosidad que me tenía sobre un "dato" recibido como parte de lo que había investigado; una de las chicas era de baja estatura, trigueña, ligeramente voluptuosa (como buena chiclayana) y de coquetería natural a quien le pregunté ya en confianza "dime, tu amiga, és o se hace", la morochita agarrándose uno de sus senos dijo mirando a ambos lados "ay mi técnico, ya me han dicho, que miedo ¿no?, al menos a mí no me ha dicho nada ah"; media hora después ingresaba la otra muchacha; era alta, de cuerpo formado, firme, de caminar erguido, con pequeñísimos rezagos de un acné, algo parca y desconfiada para hablar, a quien los compañeros de la chamba bautizaron como "María José" (yo para efectos de esta historia solo la llamaré "María"); como no me dio chance para entrar al tema que yo quería, no le pregunté nada fuera del trámite de ley.



Ya pasadas las semanas, por razones propias de la función, me cruce un par de veces con ellas (cada una en lugares distintos), intercambiando saludos a lo lejos sin prolongar las circunstancias; pero exactamente el 30 de Agosto que se celebra institucionalmente el día de nuestra Patrona Santa Rosita de Lima, a eso del mediodía, al ingresar a una panadería cerca al trabajo, fui interceptado con abrazo incluido por la segunda de las nombradas quien en buzo y con aliento alcohólico me dijo "padrinito, como estás, mira, feliz día, estoy en la comisión del vino y de tanto probar creo que estoy mareada"; algo desconcertado le llamé juguetonamente la atención por el estado en que se encontraba y le sugerí que se fuera a descansar, "ya, sí, ya no quiero que me castigues de nuevo, pero, padrino, ¿te puedo invitar un menú?", insistió tanto y con el fin que también comiera algo para mitigar el trago acepté acompañarla; "señora, cuatro cervezas" dijo alegremente ni bien nos sentamos, yo le advertí que si no se tomaba una sopa antes, no iba a tomar ni una cerveza; luego de comer el menú completo empezamos con el trago y al notarla algo compungida, reprimida, me dio pie a preguntarle cortésmente : "dime, ¿tienes algún problema?, ¿qué es lo que te abruma?", ni bien terminé de preguntarle, sonrió y se llevó las manos a la cara y estalló en un llanto jadeante y silencioso, le entregué cuanta servilleta encontré y la dejé llorar todo lo que quizo, la gente nos miraba de reojo o mejor dicho me miraban de reojo como diciéndome "viejo de mela, qué le haces a la chica".


Finalmente terminó de llorar, se limpió el rostro, se fue al baño y luego de un buen rato regresó mucho más repuesta; se disculpó y me dijo serenamente "¿que te han dicho, ya te enterastes?, le dije que quería escucharlo de su boca, ella intentando no alterarse, sonrió y a medio reír me dijo que estaba enamorada de una amiga que hasta hace poco había trabajado con ella y que pese a ser correspondida, el entorno de ambas les estaban haciendo la vida imposible, particularmente ella era agredida (con actitudes) y que eso la ponía muy tensa y en permanente estado de alerta (a la defensiva); ya habían logrado separarlas del ambiente laboral y ahora el tema se extendía hacia lo familiar, la madre de la otra chica ya la había enfrentado y amenazado con hacerle perder el trabajo si no dejaba de relacionarse con su hija.

Me pareció muy serio lo que me decía puesto que si el tema iba por el lado sentimental-pasional, una depresión severa podía desencadenar en hechos lamentables para ambas chicas (como al igual podría pasaar a cualquier pareja joven heterosexual o no) dependiendo del grado de afectividad que hubieran generado, por lo que me alinie con ella y luego de sugerirle una visita a la sicóloga de la chamba para que le pueda ayudar a visualizar la realidad de lo que siente (cosa que rechazó rotundamente "jajajaja, yo no estoy loca, los locos son los demás que no entienden"), le pedí que me cuente como había empezado este asunto. Si bien es cierto no soy titulado en esa especialidad, sustenté algunas teorías basado en experiencias (de todo tipo) encontradas en el dia dia por casi 20 años de labor, por lo que me permití determinar que entre otras cosas, una primera relación sexual dolorosa y abusiva por parte de su enamorado había generado en algo el rechazo a los varones o al menos su acercamiento al afecto femenino, adicionalmente a los juegos eróticos que sucedieron de manera espontánea con su amiga que finalmente las unió en dicha situación que por incompresión del sistema las estaba trastocando. Ya habiendo pasado la media docena de chelas, decidí poner punto final a la reunión y ofrecerme a llevarla a su casa (puesto que amenazó en algún momento en ir al domicilio de la otra parte a causar problemas a los padres).

Camino hacia el Cono Norte (vivía en Collique) se enteró que yo era recientemente separado, que vivía solo y relativamente cerca de su casa, convenciéndome de ir primero a mi casa a escuchar música y un "parcito más"; advirtiéndole que "todas las chicas que entran a mi casa ya no salen igual ah", generando una risa que no le conocía y creando un ambiente de confianza entre ambos, por lo que como parte del jolgorio de ese momento le dije en doble sentido "si tú quieres yo te hago la terapia ah", para seguir riendo ambos; ya en mi casa mientras conversábamos gritándo por la bulla, con chelas de por medio, se quejó de un dolor agudo a la altura del cuello y espalda, "ah caramba, te doblastes conmigo – le dije - yo soy buenazo para los masajes" y empecé a sobarle con las yemas de los dedos la zona afectada; esta chica terminó de cúbito ventral sobre mi cama con la cabeza, sien, cuello, espalda, antebrazos, zona lumbar, glúteos, piernas, pantorrillas, tobillos y planta de los pies completamente masajeados, quedándose dormida hasta eso de las 11 de la noche, despertándose entre friolenta, alarmada, confundida e inestable (por el masaje y la resaca); yo también había dormido un poco (juro que no la toqué) y luego de una ducha caliente y los halagos por la "sobada", la llevé hasta su casa.



En verdad que a mi me agrado mucho la estancia de ella en mi casa, me sentí acompañado, ocupado, vigilante, tuve otra visión de su persona, no negaré que estuve tentado a efectuar la "terapia" en ese momento, pero no consideré oportuno dirigir la visita por ese carril; si mal no recuerdo, lo narrado ocurrió un fin de semana (viernes o sábado, de tal manera que no volví al trabajo hasta el lunes, donde a través de los canales internos ella se comunicó conmigo, me dijo "padrinito, ya pues, acéptame un menú jajajaja", mi respuesta fue afirmativa al 100% y el menú fue en mi casa con masaje y "terapia" completa incluída, (no pienso dar mayores detalles de la metodología), y asi pasaron las semanas compartiendo los ratos libres. A manera de descargo debo decir que yo tenía poco tiempo de separado, no había tenido mucha cabeza para preocuparme por una alternativa amorosa que no generara dependencia por parte de ambos, asi que estos encuentros de "amigos" me caía muy bien para en parte "mitigar" también mi "pena" por la "soledad" en que ahora estaba.

Bueno, ahora entramos al punto materia de la historia, resulta que en el lapso de estos encuentros "amicales", fui convocado por un amigo empresario a volver a trabajar con él en los rubros que siempre desarrollé (seguridad, tramites, ventas, etc) todo lo que en una empresa se pueda hacer, yo estaba calificado para el puesto, asi que mis horarios también tuvieron que acomodarse a la nueva misión, y es que este amigo a quien conoceremos como "Trukito", era de los tipos que no les gusta llegar a su casa, luego de cerrar la empresa enrumbaba al Billar más cercano con todo el entorno laboral que pudiera y ¡plin! a darle al "taco" hasta que la gente o ya no tuviera plata, o estuviera borracha, o apareciera la mujer de alguno y se lo llevara de la oreja, para él la hora laboral seguía hasta que él la decidiera; antes de eso yo ya tenía establecido de manera interdiaria mis horarios que hacía coincidir con los de "María" de tal manera que ibamos juntos a mi casa y salíamos juntos al trabajo, pero al cambiar mi rutina, le tuve que dar llave de mi house para que pudiera entrar en caso de no coincidir; esta nueva situación mortificó un poco a la niña, quién ahora me cuestionaba que llegara tarde, oliera a licor y peor aún siendo "día de semana", no entendiendo razones laborales para tales "actos", situación que comenzó a erosionar nuestra "amistad".



Resulta pues que un día lunes que debía haber ido a recogerla al trabajo por que salía muy tarde (y por salir con mis hijos el fin de semana no la pude ver), quedé atrapado en el Billar con "Trukito", recibiendo la llamada de "María" entre molesta y decepcionada a eso de las 11 de la noche que me decía que se iba a su casa; yo que ya estaba "borrachito" y botando humo hasta por las orejas de tanto cigarro, le pedí por favor que se viniera para el billar y que de ahí nos íbamos a la casa, asegurándole que estaba con mi "otro Jefe" y que este la quería conocer, "¿asi? – me dijo cachacienta – mira, yo estoy tomando un taxi hasta el Metro de la P. Norte, en 15 minutos estoy ahí, si no veo tu carro me voy a mi casa", caballero, abandoné a "Trukito" y salí a cumplir; ella estaba molesta y como ninguno había cenado, antes de llegar a casa busqué por el barrio qué comer sin mucha suerte, lo único que encontré fue un "aeropuerto" bien despachado que nos lo comimos sentados en la cama con una gaseosa (debo decir que mi casa estaba casi vacía desde la tercera y definitiva separación; cama, tv. vhs, equipo y lo poco que tenía estaba todo dentro de mi cuarto, en el resto de ambientes de la casa casi nada), como seguía algo "jetona" y se acostó hacia la pared, no me quedó otra que comenzar a masajearle los pies en silencio y seguir subiendo y subiendo y subiendo hasta que hicimos ¡click!. STOP.

A ver, retrocedamos un poquito, vean, a fines del 97 estuve en calidad de "refugiado" en casa de mis hermanos (segunda separación), de casualidad un día que iba a ir a la ducha me calzé unos SLAPS (suena mejor que sandalias) de no se quién y al tratar de avanzar hacia el baño me tuve que detener en el acto y tirarme a la cama, debido a que una descarga de electricidad ingresó por mis pies subiendo lentamente por mis piernas; lo que había pasado es que los benditos SLAPS tenían en la parte superior de su base, un centenar de "puntitas romas" (asi era su diseño), de tal manera que la planta de mis pies al hacer presión sobre esos puntitos desencadenaban un cosquilleo electrizante y relajante que si no estabas advertido te asustabas; eso fue lo que me pasó, tons ya con mucho cuidado repetí la maniobra y lentamente avancé con el calzado puesto, gimiendo ¡asumare, asumare, asumare! durante todo el trayecto, para finalmente terminar como la vez que dije cuando hubo la llamada telefónica de "La Nena" (¿se acuerdan?), ya; pucha fue un descubrimiento espectacular, los puntitos esos eran terapéuticos, sentía una irrigación por todo el cuerpo que me hacía sentir muy, pero muy bien. STOP.


Volviendo al ¡click!, a nosotros los varones ayer, hoy y siempre, nos acusan que en estos avatares del amor sólo nos preocupamos por nuestro pellejo, tons conciente que hacia varios dias mi "María" me estaba sacando ventaja y este pechito estaba quedando literalmente "mal parado", me compré mis SLAPS con "puntitas romas", jajajaja, ¡que rico!, las conseguí en BATA a 30 mangos; como por esos años no recuerdo que hubiera SILDENAFILO o CAVERTA, los SLAPS cumplían largamente con la misión y de manera natural, chévere, de tal manera que este pechito con el fin de llevar la fiesta en paz en los dias sucesivos, luego de una breve pausa de charla y caricias y con el barajo del baño, me calzé los SLAPS y me di un par de vueltas por la sala y ¡ayayay!, volví por el segundo ¡click!.

Habrían pasado un par de horas que dormía agotado, cuando un agudo dolor en el pecho me despertó de golpe, intenté respirar profundo y el dolor fue más agudo y ya a la altura del corazón, ¡pucha, ya fui! me dije entrando en pánico, con mucha calma y gran dificultad pude sentarme al filo de la cama mientras trataba de despertar a "María", ella al igual que yo entró en pánico, prendió la luz y yo le señalaba donde estaba mi billetera, mi carnet de identidad y mi tarjeta del hospital, "prende el carro" le dije mientras ella me sobaba el pecho y suplicaba "lucho, lucho, lucho, dios, dios, dios"; nuevamente de rato en rato trataba de respirar profundo y nada, el dolor me incaba por el lado del corazón mientras escuchaba que el carro rugía en el garaje; nuevamente "María" entró al cuarto corriendo media calata y me ayudó a ponerme el pantalón y seguía diciendo "luchito, luchito, luchito, dios, dios, dios"; "puta mare, mis hijos; puta mare, mis hijos carajo" recuerdo haberle dicho casi susurrante; me puso los SLAPS y me ayudó a incorporarme, ¡cochesubaru!, cuando me paré casi me muero ahí mismo con la corriente en los pies; le pedí mis zapatillas y me sacó a la sala para ella correr de nuevo al carro que se había apagado; ya en la sala no sé si por instinto o qué se yo, comenzé a caminar todo cojudo en circulos por el perímetro de la sala, y a la tercera o cuarta vuelta ¡fuaaaaaa!, pude tomar una bocanada de aire que me supo a gloria; "María" regresó y me quizo meter al carro, pero le dije "espera, espera, creo que ya está pasando", ¡no, no, no, no, vamos, vamos, te quieres morir aquí, no no no" me decía jalándome; después de varios minutos respirando normal se me vino "el huayco" y pasó la emergencia.


A la mañana siguiente una doctora muy amiga mía, luego de escucharme atentamente y contando con los dedos me dijo: "¿cerveza?, ¿cigarro?, ¿aeropuerto?, ¿gaseosa helada?, ¿canchis canchis? ¿y dos veces?", ya, ok; comenzó a explicarme renegando algo sobre la mezcla del licor, tabaco, azucares, grasas con verduras y fideos, esfuerzo físico y la generación de gases, etc, no recuerdo bien que más, para decirme finalmente "¡eres una bestia!, ¡salvaje!", mandándome al cardiólogo y a que me purgue.

Yo siempre he sido y seré "tragoncito", "chelero" y " de lo otro", pero luego de esa experiencia evito hacer todo junto, ya dejé el cigarro hace 3 años, me siento bacán, sexo solo lo justo y cumplidor, procuro no comer muy tarde, pero hace algunas noches llegué a casa como a las 11.30 pm con unos antojos de tallarines con carne y tuco, que no aguanté, me los preparé y pa´ dentro en doble ración; ya satisfecho y arrepentido le confesé mi pecado a Naty y al Kike por el Messenger (a Naty le dio hambre y Kike me sugirió "un salto del tigre con patada al foco", "pa' bajarla"), esta última sugerencia por los motivos expuestos fue rechazada cordialmente por el suscrito.


Comprenderán que mis temores por el futuro de mis hijos fue lo primero que me vino en aquel momento de "crisis", viré mi atención un poco más hacia ellos y sus necesidades (todos en edad escolar), eso me llevó a efectuar coordinaciones adicionales con sus madres, lo que definitivamente terminó por corroer y distanciar mi "amistad" con mi "María"; ya casi ni me preocupé por los motivos que habían provocado mi atención hacia ella, puse en segundo plano sus "conflictos" y aún habiéndo unos cuantos eventos posteriores muy entretenidos que contarles a ustedes entre ella y yo, pongo punto final a la historia por que ya me cansé de escribir y me dio hambre también.



RECOMENDACIONES :

Si por alguna razón, algún varón que me lee se propone hacer uso de los SLAPS en la versión descrita, sugiero que lo haga cuando esté acompañado - asumo que por una dama – puesto que en caso de estar "solano" corre el riesgo de sufrir una "regresión adolescente" bravaza; desconozco los efectos que este calzado pueda generar en las damas. (me lo cuentan al privado).