lunes, 19 de enero de 2009

SÁBADO CORTO



Una chica que trabaja en una concesión me detuvo el otro día y me dijo "mire señor" mientras me enseñaba su brazo estirado hacia mi cara y con el puño adelante, yo pensaba que me hacía una simbología proletaria, o una amenaza de golpe, en fin; ella al ver que no daba con su mensaje, movía el puño oscilante para que me percatara de algo, y fue que le dije, ¿ah, que bonita tu sortija!, ¿sortija? me dijo molesta "¡es un anillo de compromiso señor!", asha, ta bonita - seguí, ¿qué, no le gusta?, "no hijita, no es eso, lo que pasa es que la verdad yo no sé mucho de esas cosas" - dije disculpándome - "¿no me diga que usted nunca ha pedido a nadie?", jajaja, me reí con ganas por que en verdad lo mío nunca ha ido por esos canales; recuerdo haber hecho dos remedos, pero fue ya cuando estaba en falta. Le quize decir a esta ¿novia? (no sé como se le dice a una chica que porta un anillo de compromiso), que en mi caso fue con prenosticón positivo de por medio y ¡ya!, compromiso hecho, al menos me ahorré varios anillos.

A ver, uno primero le dice a la chica (o ella a él) ¿quieres casarte conmigo, no?, y ella luego de dar el "sí" recibe un anillo que lo debe portar hasta que se case ¿sí? y de ahi, el "novio" va a la casa de ella con sus viejos y "pide la mano" de la novia ¿no?, (creo que para lo de mi hermano fué asi y yo fui en representación de mi viejito); de ahi viene el matri y tararín tararán, ¡fuistes!. Sí, creo que asi es; bueno, les repito que conmigo nunca fue así (ni será).

Hubo dos momentos que volví a pensar en reincidir con lo de comprometerse sentimentalmente, pero a veces no solo depende de ti y de ella, la familia influye mucho. Les cuento, los primeros meses de 1997, hace más de 11 años, por aquel entonces con 32 agostos (bacán), aqui en "Los Conos de Lima" eran muy común las parrilladas, polladas, anticuchadas, etc; nada mejor que organizar una para agenciarse de un dinerillo para cualquier empresa; en mi segunda chamba era común hasta podría decir obligatorio asistir a una luego de terminar el trabajo semanal; con un universo promedio de 30 trabajadores de buen diente, sedientos y bailadores irrefrenables, cualquier actividad bailable que se programara tenía el éxito asegurado.






Una compañera hizo la invitación a casa de su hermana a pasar la tarde de aquel sábado de "parrillada", yo aún fresco de nostalgia con mi sorpresiva y reciente "soltería", no me negaba a distraerme con los amigos, la música y la cerveza. Fui uno de los primeros en llegar, me presentaron a la familia y a disfrutar de la charla hasta que alguien se lanze a la pista; entre los familiares había una chica de unos 19 años muy risueña y de cara graciosa, tenía unas ligeras pecas y sus ojitos parecían girar 360 grados en paralelo dentro de su rostro (jajaja, estoy exagerando un poco). Bueno, ella jugaba con un pequeño igual de inquieto sin participar de la reunión, hasta que alguien me pidió que buscara "buena salsa" dentro de los cassete y pocos CDs que habían, de tal manera que como jugando me autoasigné la taraea de DJ salsero, aumenté algunos disos que tenía en el auto y ¡sabor!; pero pasó que tuve compañía, la muchachita cuyo nombre era igual de gracioso que ella (tenía nombre de una marca de Café) se me acercó y se puso a revisar mis selecciones y Cds. nuevos, manifestó mucho interés por la música del caribe, me preguntó "quién es el mejor salsero", traté de ser didáctico sobre las diferentes tendencias en la música latina llamada "salsa", desde su temática, región, grupos, orquestas, cantantes y demás; hablamos sobre la cumbia, el merengue y la trayectoria de los "salseros" reconocidos por aquel entonces; al parecer logré captar su atención por que no nos despegamos hasa que terminó la fiesta. Bailamos regular, tomé más, hablé demasiado y cuando me di cuenta era el último en salir, monté en mi carro y derechito a casa muy contento.


Ya pasados varios dias de aquel tono, no había podido recordar si me dió algún teléfono o yo le había dado el número de mi Beeper para comunicarnos, revisaba cuanto papel tenía y no había nada al respecto, entonces no me quedó mas remedio que hablar con su tia en el trabajo y preguntarle cómo me podía comunicar con ella; su tía se sonrió sarcástica y me dijo sin mirarme "que se entere su esposa no mas", intenté aclarar mi nueva situación amorosa, pero caí que casi nadie lo sabía y le baje el tono al pedido; caballero, ya pasará algo dije. Y pasó.

Un viernes, un par de semanas después, trabajé en la mañana en la empresa y guardé mi auto en el depósito que también servía de dormitorio del vigilante con duchas y todo, en la tarde fui a una reunión institucional y regresaba medio choborra desde San Isidro hacia Lima a eso de las 7 pm en "El rápido" por la via expresa; por mi leve estado etílico, viajaba incómodo de pie, asi que decidí bajarme en la Plaza Bolognesi y tomar un vehículo vació para dormir el resto del trayecto; subí a una coaster hacia Ancón y me acomodé al lado izquierdo pegado a la ventana, me acurruqué cual perro con frío para desmayarme hasta Pro, cuando un cosquilleo por la barriga me hizo girar la cabeza; era "la chica con nombre de marca de café", que matándose de risa me decía "cómo está señor jajajaja", yo medio aturdido y más avergonzado por mi estado la saludé con moderación pidiéndo disculpas; "vengo de mi facultad, voy para mi casa jajajaja" dijo; al decirle que no recordaba mucho de la parte final de nuestra charla de aquel día, ella me comenzó a narrar nuestros diálogos sin dejar de reírse.


En determinado momento ya no aguanté mi incomodidad por el tráfico y"los humos" que tenía y decidí bajarme no sin antes darle mi número de Beeper y pedirle su fono para comunicarnos; "¿qué, ya se baja?, "sí mamita, voy a sacar mi carro del depósito"; "vamos, lo acompaño y me jala a mi casa", además dijo querer confirmar lo bien que (según yo) sonaba el equipo de sonido de mi carcocha. No solo saqué el auto, sino que me bañé y me puse decente para la niña; nos estacionamos en una avenida medianamente concurrida en Los Olivos, escuchamos salsa con muy buen sonido, comimos hamburguesas y a diferencia del tono pasado, se tomó un par de cervezas comigo. Me asustó cuando me dijo "vamos a su casa a ver los 500 cassette que dice tener"; el susto era en parte por lo "mandada" que era la chiquilla y otra que a mi casa no le pasaba la escoba desde la última navidad, asi que ni hablar, pero quedamos que el sábado de la siguiente semana ibamos de todas mangas temprano para grabarle un cassetes con las canciones que ella quisiera.



Llamé un par de veces a su casa, no la encontré o no me la pasaron, me identificaba como compañero de estudios, pero un mensaje al beepeer me puso tranqui y se confirmó la salida para el sábado en la tarde; abandoné las polladas, anticuchadas y cuanta reunión hubiera para aquel día; mi casa de a pocos quedó impecable, compré forros a los muebles, vasos decentes, traje un vecino mil oficios para algunos arreglos y compré un millón de discos en el hueco. Nos encontramos en el reciente inagurado Metro de Los Olivos, compré cosas que finalmente no comimos, cerveza, cigarros y a la casa. Le mostré una caja grande llena de cassettes mayormente salsa y trova, sobre esto último tuve que hacer un capítulo aparte para hacerle conocer de qué trataba el tema, pero creo que no le interesó; uno a uno fueron sonando los temas tropicales con su bailecito incluído y bebimos moderadamente; fuimos felices de 3.30 a 9 de la noche, previo sanguchón y risas interminables en el auto, la llevé de vuelta muy cerca a su casa. "Nos vemos el sábado a la misma hora" sentenciamos ambos y asi fué.

Sábado al fin, terminé de estudiar

te propongo un hermoso plan

que no deje sin repasar las canciones el baile,

comer algo en la calle y después por supuesto amar.

Silvio en concierto u otro que se parezca

está bien para comenzar sus canciones me hacen pensar

y si alguna le pido y ella canta conmigo

qué amor nos envolverá.

Cuando por las mañanas iba a la empresa y por las tardes en mi oficina, en la pantalla de la PC veía su rostro riéndose; acepto que me enamoré de ella, no sacaba de mi mente su cuerpo delgado, frágil, sus ojos chispeantes, su risa endémica; la deseaba mucho, ¡caricho, como demora el sábado en llegar!; contaba los dias, cogía el teléfono, marcaba su número pero colgaba antes que se activara el sonido de llamada, ¡ay dios!. Y llegó el segundo sábado, me recibió con un movimiento de cintura cumbanchera sin dejar de reírse; yo bien afeitado, cabello corto, oliendo a BRUT, sin resaca, descansado y con un hambre milenario por que dejé de comer una semana atrás para bajar la barriga; compramos lo necesario y ¡a la casa!. Faltando un par de horas para que se vaya nos sentamos en el sofá, me atreví a besarla casi como quien no quiere la cosa y con Trova de fondo musical la cogí por la cintura y la subí sobre mis piernas; la seguí besando una eternidad, me enamoré mucho más, ella no sé, hablabamos en silencio y nos reíamos escondiendo la cara cuando tocaban la puerta y nos quedabamos quietecitos; asi empezamos a amarnos luego de un par de sábados más.


Sacrifiqué la canción del final

con la idea de conseguir

que ella al salir disfrutara un lugar

y una pizza para seguir.

Luego al bailar en la fiesta frugal

toda el agua la consumí

más que final prometía el vibrar de su cuerpo pegado a mí..


Fue un cambio importante en mi día a día, meses que en mi cabeza solo me asaltaba el tratar de cuantificar cuanto de culpa tenía en mi ruptura conyugal; esta nueva oportunidad de hacer bien las cosas (con ella) me entusiasmó mucho y decidí remar hacia buen puerto.

Para el quinto sábado caminabamos dentro del supermercado y hacíamos planes para vernos más seguidos y compartir más de lo que podíamos y teníamos en esta ciudad para disfrutar; ibamos hacia las cajas a pagar lo escogido cuando noté que se alejó de mí; pensé que iba a coger algo que se había olvidado, pero se detuvo frente a una mujer mayor que estaba acompañada de otra parecida, un hombre mayor también y un pequeño; me quedé parado observando como esta mujer mayor le hablaba despacio pero muy molesta, le recriminaba y hacia ademanes de querer darle una bofetada, di unos pasos hacia ellos a fin de saber exactamente qué pasaba, pero no fue necesario, recordé a la señora, era su madre, la tía y el padre también estaba ahí pero no decía nada, el tío solo me miraba molesto y nada más; el pequeño quería safarse de la mano de la tía y quería venir hacia mi, cuando todos dieron media vuelta y a punta de pellizcones se la llevaron al estacionamiento; dejé la canastilla en el piso y los seguí de lejos a ver qué pasaría; todos subieron a un auto que manejó el padre y se fueron, yo regresé a buscar la canastilla, me senté un rato a ver si recibía algún mensaje y ver que hacía, pero el beeper nunca más recibió nada que fuera de ella; las semanas, los meses pasaron y no hubo manera de saber de ella; un pequeño saludo envíado con un chofer de la empresa quien fue a su casa a recoger un encargo familiar revivió mis esperanzas de reencontrala, la hice llamar a su casa con una amiga y luego de muchos meses hablé con ella y se disculpó por lo sucedido y que lo mejor para ambos era dejar las cosas ahi sin rencores y que la entendiera que tenía que preocuparse por sus estudios y no se que más; a la mela, me sentí mal por como terminaron las cosas, yo tenía buenas intenciones, se me ocurrió hablar con sus padres, pero ella misma en una segunda comunicación me hizo saber que no estaba interesada en reanudar la relación, asi que media vuelta y con la música a otra parte.

Y comenzó nuestro peregrinar

procurando cada estación

que creciera nuestra intención,

ni el mal gusto, las colas,

las próximas horas pudieron con nuestro amor.

Casi de día nos llenó de alegría

el frescor del amanecer su sonrisa fue un renacer

y otro sábado habrá y otra suerte quizás

pero nunca dejes de amar,

jamás.

A mediados del 2002 creo (me disculparán con lo de las fechas si es que me equivoco, pero por ahi es), me "destacaron" para apoyar a un empresario "nuevo y emergente", ya tenía como 3 meses trabajando en este segundo reingreso; habían dos chicas que casi tenían el doble de tiempo trabajando que yo, eran hermanas y llegaban juntas y se iban juntas; la mayor tendría unos 23 años, de estatura media (para las peruanas 1.60 es estaura media), agradable, mestiza y algo reservada; la otra era uno o dos años menor, más baja que la mayor, blanca, muy parca y tirante para hacer sus cosas. Yo había terminado una relación algo tumultuosa con una colega muy joven y estaba de "descanso", asi que no me preocupaba en analizar las actitudes y comportamientos de las hermanas. Solo te saludaban si tú primero las saludabas y cuando se iban huían sin decir nada; trataban en lo posible de no entablar diálogos extensos con nadie, sin embargo eran eficientes en su labor, cosa que a las finales era lo que le interesaba al dueño.



Se dió por aquel entonces que a pedido de una entidad estatal se debían formular documentos con requerimientos similares en su fondo pero diferentes en su forma; me asignaron dicha tarea, pero por una cuestión de ortografía y estilo, solicité la asistencia de una persona para mi labor, siendo puesta bajo mi dirección la hermana mayor. La premura y el cuidado en el trabajo a realizarse derivó en el aislamiento físico de ambos con el resto de trabajadores, nos ubicamos en un ambiente apartado y cómodo, con ciertas facilidades para el trabajo en relación al horario y alimentos.

La naturaleza de la misión derivaba en intercambio de ideas y opiniones, yo traducía la directiva gerencial, ambos aportabamos ideas, las discutíamos y una vez decidido qué se hacía, manos a la obra; la primera semana todo fué muy formal, casi hablabamos y coordinabamos sin mirarnos a los ojos, a la joven parece que no caía bien que estuviera jerarquizada bajo mi dirección, ella era ya casi una profesional en su rama y yo que se sepa tenía abandonado los estudios hace mucho, traté de compensarla no cuestionando la música que escuchaba todo el tiempo y no tuve más que soplarme "Ritmo Romántica" todo el rato, pero en fin, mi posición de conocedor de lo que se quería me ponía en esa situación que al margen de la tirantes, se plasmó en buenos resultados que eran reconocidos por la gerencia. Para la primera quincena de chamba ya nos saludabamos con besitos en la mejilla, pero sólo en privado por que ante los demás era "señor buenas tardes" y "señorita buenas tardes", asi lo decidió ella unilateralmente; como yo llegaba para la tarea en la tarde, por la mañana me comunicaba por fono con ella e intercambiabamos puntos de vista y ya en la tarde el trabajo era "en pared". Pasados los dias y habiéndo sistematizado la chamba, me tomaba la libertad de hablarle más de la cuanta a la joven, descubrí interés en las tonterías que le contaba sobre mi trabajo de la mañana lejos de ahi y me preguntaba sobre mi vida, mi familia, mis estudios, mis travesuras, etc; hicimos migas y poquito a poquito me fue gustando, llegando incluso a soñarla mordiendole sus pantorrillas bien formadas, y de verdad que era hermosa.


Es una lástima que no estés conmigo

cuando miro el reloj y son las cuatro

y acabo la planilla y pienso diez minutos

y estiro las piernas como todas las tardes

y hago así con los hombros para aflojar la espalda

y me doblo los dedos y les saco mentiras.


Asumo que algo bueno debió haberle comentado a su hermana menor sobre mi, ya que en una oportunidad accedieron ambas a que las llevara cerca de su casa en mi carcocha, cosa que habían rechazado antes, más por la pequeña que por la mayor; ahi aproveché para ser más acequible la relación con ambas y me fue bien ya que en lo sucesivo incluso se generó una salida a bailar con un grupo del trabajo. El día del bailongo me sorprendió la cantidad de patas que confesaron querer tener una salida más caliente con la hermana mayor, lo que me hizo ponerme en alerta y comenzar a dar el primer paso para acercarme más a ella y a ver si el sueño se hacía realidad; fui moderado con la bebida, igual con el baile, lo mismo con la charla, calculé todos mis movimientos, no me deseperé en estar a su lado como otros patas, sabía que a las finales yo iba a salir ganando en esa pequeña batalla e incluso me despedí temprano, para que ellas me pidieran que las lleve por ahi a su casa; asi fue.


El trabajo encomendado terminó a la sexta semana, volvimos a nuestras ocupaciones habituales y yo la comenzé a extrañar más de lo debido, la llamaba en las mañanas y le decía que mis labores ya no eran gratas sin su compañia, su sonrisa y su perfume; en las tardes a escondidas le tiraba bolitas de papel cuando la veía y ella me amenazaba con el dedo decirle al gerente mis travesuras, asi fue que yo ya no daba más, estaba muy pero muy caliente por ella, no dejaba de mirarle las piernas cada ves que podía, sus lunares me hacían fantasear en las noches solo en mi cama; asi que decidí invitarla a salir solos a cualquier lugar, lo pensó unos dias y me dijo que sí, "salimos pero me tiene que recoger en mi casa", "yo te recojo hasta en la china si quieres" sentencié y me preparé para ese sábado. Si bien es cierto llevé mi auto, lo estacioné como a dos cuadras de su casa, es que mi carro estaba matado, el sonido del equipo era buenazo, pero la pinta era punto en contra ante gente decente.

Me puse a analizar el trasfondo del "ir a su casa" para llevarla a cualquier lugar; la lógica me decía pues que "una buena muchacha de casa decente, no puede salir", la vez pasada estaba con la hermana y bueno ahora la aventura era sola, debía hacer las cosas como correspondía; yo asumí que era lo correcto, entonces ensayé o me imaginé el diálogo con su madre (el papá creo que era finado o no vivía con ellas, no había querido ahondar en ese detalle, salvo que ella lo mencionara), en todo caso justo esa salida era para conocernos más, yo no le había robado ni una caricia, ni un beso, ni una sobadita, nada, ahi más o menos debían aclararse las cosas por donde iban a discurrir el acercamiento; me emocionaba y me asustaba la formalidad del asunto, pero definitivamente había que seguir con las formas y nada me quitaba las ganas enormes que tenía de besarla y más.


Es una lástima que no estés conmigo

cuando miro el reloj y son las cinco

y soy una manija que calcula intereses

o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas

o un oído que escucha como ladra el teléfono

o un tipo que hace números y les saca verdades.

Llegado el día temprano me preguntó por teléfono "¿a dónde vamos a ir?", "qué te parece si vamos a bailar cerca al Boulevar de Los Olivos", "bien, a las 10 pm está bien y regresamos temprano"; y asi fué, el negro llegó a las diez a la casa, su hermana estaba en un pequeño jardín delantero hablando con un chico, me miraron, me saludaron y el pata se fué y ella me hizo pasar a la sala. La casa era impecable, todo en su sitio, muy acogedor, se veía mucho esfuerzo económico invertido en la vivienda y comenzé nuevamente a fantasear sentado en en short viendo TV, tomándo chela y a ambos lados las dos hermanas jajaja. Entraron las tres a la sala, me puse de pie y saludé a la señora que ya la conocía por que en un par de ocasiones la vi en el trabajo llevando almuerzo de dieta a las chicas; me saludó amablemente y sin invitarme a sentarme comenzó a hacerme preguntas ligeras sobre lo que hacía en mi trabajo de la mañana y de la tarde (ella sabía en qué trabjaba), habló poco del padre, dijo algo como que "él no estaba para cuidarlas" y que ella se había esforzado mucho en hacer de sus hijas lo que son; yo manifesté un halago para las tres y trataba de no quitarle la vista de los ojos dependiendo de quien hablara.

Ya luego de unos 15 minutos dije que "bueno señora, no quisiera molestarla más y permítame salir con su hija por aqui cerca, que se la traigo temprano sin novedad alguna", la menor preguntó por mi carro riéndose, "ya lo boté" le respondí riéndome con ella y caminé hacia la puerta. la doña nos acompañó hasta el umbral y cuando la hermana mayor y yo dábamos el segundo paso hacia la avenida me dijo como si recién recordara algo "señor fulano" (me llamó por mi segundo apellido), nos detuvimos y regresamos un paso, "¿a usted le gusta la torta de chocolate?", "claro señora, me encanta", "bueno, mañana voy a preparar torta de chocolate, me gustaría que venga pero con sus tres hijos"; ¡asu mare! me dije por dentro, "uhhhmm, veré, veré mañana si se puede, gracias" le respondí helado y di media vuelta con mi acompañante y caminamos a tomar un taxi.

La noche ya no fué la misma luego de esto último que dijo la doña; hablamos de muchas cosas tratando de disimular nuestra incomodidad, decidí relajarme después de unos bailecitos, un par de tragos y tomé el toro por las astas; en un aparte del bullicio de aquella discoteca le dije que entendía la preocupación de su madre por ella y de seguro que no le está gustando que su hija salga con una persona 15 años mayor que ella, peor aún que yo no tengo tres hijos, si no cuatro; ¿cuatro? dijo ella sorprendida, "sí, cuatro; uno en mi primer compromiso y tres en el segundo, yo te lo conté, seguro que no me entendistes"; ahi se acabó la fiesta, luego de unos minutos me dijo para irnos y regresamos a su casa.

Es una lástima que no estés conmigo

cuando miro el reloj y son las seis.

Podrías acercarte de sorpresa

y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos

yo con la mancha roja de tus labios

tú con el tizne azul de mi carbónico.


En el camino le dije que no se incomodara, que yo aceptaba lo que ella decidiera y que tenía las mejores intenciones para con ella, su familia y su futuro. Posteriormente hablabamos solo por razones de trabajo, a veces coincidíamos para el almuerzo, la seguí deseando y ella despues de varias semanas la sorprendí un par de veces mirándome cuando muy fresco coqueteaba con una "compañera señora". Luego de la navidad de ese año se fueron las dos hermanas a mejores trabajos y sha.





Si en el primer caso narrado, la madre de la chica (figurativamente) me dió una patada en las bolas, en el segundo caso la doña fue directo a la yugular; ambas fueron letales defendiendo su entorno más preciado; yo asi lo entendí y lo acepté.

A ver, yo actualmente tengo tres hijos varones que este año cumplirán 23, 20 y 18 años, qué pasaría o cuál sería mi reacción si uno de mis muchachos me presentara o lo sorprendiera con una tia que podría ser su madre y me confirmara que son pareja y que la susodicha tiene cuatro hijos; ¿Qué?, ¿me los llevo a pellizcones, le preparo torta de chocolate a ella y a los crios? o mejor le digo ¡Habla Promoción!.