sábado, 14 de febrero de 2009

TÚ CAVIAR Y YO TORTILLA





Blanco calato con delantal : ¡CHEF ERÓTICO!.
Negro calato con delantal : ¡CHOCOTEJA!.
Injusticias de la vida.


En el supermercado había una chica que me gustaba mucho, tenía unos gestos muy femeninos que me ponían en fa. Yo cada vez que podía cogía chocolatitos de la degustadora de Ibérica y se los llevaba, lo mismo hacía con la degustadora de Donofrio y de los yogures, jajaja, todo "de bajada"; desgustadora que se cruzaba en mi camino perdía algo de su mercadería y yo se lo daba a ella, a veces le decía "cierra los ojos y abre la boca", ella muy emocionada lo hacía y ¡jua! le introducía un wafler pequeño, unas uvas sueltas o un vasito con agua mineral o alguna bedida Diet. Yo me decía para mis adentros "ya la tengo, ya, ya", pero cuando la inivitaba a comer a la calle, "nones camarones"; "ya pues vamos" le rogaba todos los fines de semana, ya sea para el almuerzo o a la salida; "te llevo a comer algo rico, tú decides pe", y nada la muchacha no cedía.



De tanto que me arrochaba ya medio serio le pregunté "dime por qué no quieres salir conmigo y te dejo en paz", ella respondió soltando un suspiro de cansancio "es que yo tengo mi enamorado señor", "ashá, bueno, cuando no tengas me avisas sha" y la dejé de corretear, pero a los dos días volví al ataque con unos "minis cua cua" para ella y una chibola a la que instruía en el arte de atención al público. Nuevamente insistí salameramente poniendo a la chibola de testigo "ya pues mamita, vamos a comer afuera, llevamos a tu amiga si quieres", "ay señor, verdad, yo tengo mi enamorado" me dijo mirándo a la chica nueva, "sí señor, su enamorado es Chef" sentenció la chibola como diciéndo que de hambre no adolecía"; es ahi que me achore´y sin perder la compostura le dije en voz baja pero socarronamente con la mirada torcida "mira, tu novio será lo muy Chef que quiera, pero yo te hago una sopa que te dejo calva". La chica que me gustaba se llevó la mano a la boca conteniendo una exclamación de sorpresa y se puso roja, roja, muy roja y se sentó en su banquito y me miraba y la miraba a la chibola. La chibola que al parecer no tenía costumbres sexuales no sabía si sonreirse o ponerse sería y miraba a su compañera y me miraba a mi y no entendía por qué tanta nota por el potaje mencionado. Yo sosteniendo firmemente lo dicho, jajaja, salí raudamente con rumbo desconocido jajaja. Pucha, se me pasó la mano, asi que durante la semana evitamos mirarnos siquiera, hasta que poco a poco ella aún sonrojada y algo risueña me decía "se pasó señor ah, se pasó"; solo me quedó decirle "¿salimos?", ¡nooooooooo! dijo despacito y haciendo puchero. Asi que ni hablar compadre. "tú caviar y yo tortilla".