sábado, 15 de noviembre de 2008

CIERTA HISTORIA DE TERROR






¡Jalohuiiiiiinnnnnnnnnn!, ¡Jalohuiiiiiiinnnnnnnnn!; detesto ese corito de enanos por la calle bien agarrados de las manos jalando a una mami alborotada y llena de bolsas donde chapar caramelos, galletas, en fin, lo que caiga en cuanta tienda o casa les paren bola; mis hijos cuando eran niñitos corrieron igual suerte, su madre y mis cuñadas los llevaban cruzando el puente Angamos en la Via Expresa y tomaban por asalto Miraflores, regresando con su botín a sacarme cachita, mientras yo le daba duro al criollón musical con mi cuñado. Este último 31 de octubre estuve trabajando en la calle y me la pasé toda la tarde y parte de la noche deteniendo vehículos para que esos "locos bajitos" puedan cruzar la calle sin problemas mientras me miraban y estirando la mano me decían ¡Jalohuiiiinnnnnn!; yo de mis adentros con una sonrisa respondía caleta ¡Fuiiira de aqui!. Una tía con su nietos que iba por la calle me dijo muy alegre ¡Feliz Jalohuiiinnnnn!, ¿Juatttt?, ¿Felíz qué?, ¿existe un Felíz Jalohuiiinnnn?; no jodan pe.


Dice el internet sobre el Halloween : En realidad la celebración llamada Halloween es el día más satánico en el calendario pagano. Ningún cristiano debe participar en la celebración de las actividades llevadas a cabo ese día. En mi iglesia se han organizado varias otras celebraciones alternativas, a las que han bautizado "carnaval divino" para los niños. Si no lo hacemos, ¡los niños no entenderán! Al ser tan pequeños y llenos de vida, ellos ven que en la escuela todo está siendo organizado para la gran celebración de Halloween, y sin embargo, sus padres (los miembros de la iglesia a donde asisto) no están entusiasmados por lo que ellos ven que será una gran celebración. La realidad es que en nuestra iglesia estamos intentando darle a nuestros niños alguna celebración alternativa para que no tengan la motivación de irse a celebrar una fiesta que en sus entrañas está dedicada a la alabanza de fuerzas malignas.
Durante la celebración de Halloween, los niños se visten de brujas, duendes, fantasmas, pequeños demonios, y adivinos. Todos estos son representantes del reino de las tinieblas. Los juegos jugados durante Halloween promueven miendo en los niños y se basan en casas tenebrosas llenas de telas de araña, sangre, esqueletos, gatos negros, murciélagos, y cuartos oscuros. Pero la celebración no es completada hasta que no aparece la gitana con su bola de cristal para decir la suerte de los participantes.

Bueno, aquella señora y de seguro que la gran mayoría no tiene idea de lo que "celebra", en todo caso al verlo por el lado amable, esperemos que los chicos le pierdan el miedo a lo "desconocido, pagano o diabólico" (si es que se permiten esos tèrminos).


De chibolo la pasaba mal cuando mis viejos se iban fuera de casa en la noche y me quedaba con mi hermano acostado en la cama que se ubicaba en un "altillo" a poca distancia del techo, todos los sonidos del mundo convergían en aquel lugar, nos tapabamos la cara hasta que descubríamos que eran los gatos que hacían su ronda nocturna por la zona con bronca incluída. Cuando nos mudamos al sur de la ciudad, aprendimos a convivir con la oscuridad, no exagero que a oscuras jugabamos trompo, bolitas, lingo, hasta le dabamos a la pelota; el miedo solo se podía plasmar en alejarte de tu zona de amistades y que un choro te de un garrotazo por un sencillo, nada más; sin embargo, cuando a esa edad viajabas a Lambayeque cambiaba la cosa; Chiclayo, Ferreñafe, Pimentel, Sta. Rosa, Pátapo, Tumán y particularmente Chongoyape, encerraba y de seguro que sigue encerrando un halo de misterio lleno de historias de terror, dignas de cualquier "noche de brujas". Amanecer por aquellos lares era una explosión de sensaciones, comer queso, biscochuelos, café pasado, pescado de rio, cerdo, pato, pavo de corral, cuyes; jugar pelota en una cancha bañada en "pajilla" (aquella cáscara dorada que encierra al arroz no procesado), cazar lagartijas, amarrarles una pita en la cola y correr con ellas, intentar subirse a un caballo o burro suelto por la zona, trepar arboles y comer mangos en cualquier estado, bañarse en la acequia, atrapar mariposas y "avioncitos" para guardarlos en un frasco de vidrio, en fin, trepar cerros y lidiar con los zancudos; pero todo lo descrito desaparecía llegada la noche, luego de bañarse venían las reunas de adultos con niños, adultos con adultos o niños con niños, en donde salían a relucir las historias más inverosímiles sobre aparecidos, fantasmas y cuanto difunto conocido hubiera pisado aquellas tierras y buscaba que atormentar a sus habitantes. Ya se imaginarán que a nosotros "Los Limeños" dichos relatos nos dejaban con los ojos y la boca abierta, sin ganas de moverse de la ubicación encontrada, peor aún a la hora de dormir, imposible dejar de pensar en los "duendes" que de seguro aquella noche bailarían en la sala de la casa o al pie de tu cama, buscando un chibolo que llevarse. ¡Carajo, que miedo!; pero a la vez saboreaba aquellas historias y les prestaba mucha atención a los detalles, para que a mi retorno a la Capital, pudiera trasmitir con puntos y comas lo escuchado y vivido.




Yo no creo en fantasmas ni aprecidos ni nada que se le parezca, tengo problemas con las pesadillas, eso sí, al intentar dormir me coloco boca abajo por que siento mucha relajación, y al igual como me pasa con todo lo que me causa placer, me dejo llevar y juaa, me viene los sueños desagradables sobre disparos, peleas, accidentes, tragedias ajenas y propias, pero que al menos puedo detenerlas en el momento que logro ubicar que estoy dentro de una pesadilla (¿cómo?, no me pregunten); el mes pasado desde mi cama veía de madrugada una película sobre un cazador de vampìros llamado Van Helsing o algo asi, en donde salen volando unas vampiras calatas (aunque me han dicho que tiene unas escamas), la dejé a la mitad y me dormí, pero horas más tarde me despertaron esa vampiras desnudistas que me atraparon con unas garras por el pecho y me levantaron de mi cama hacia el techo, pucha que luché espantado por la situación, logré zafarme y al caer pesadamente sobre la cama, desperté muy agitado, carajo, a los tiempos no tenía una tan brava; la película de marras me ha seguido durante todo el mes de Octubre, por donde iba y había cable me tropezaba con ella, por dar la contra me puse a ver otras del mismo género para olvidarla y me dio buenos resultados con "Un hombre lobo en París", me reí mucho y muy buenos sus efectos especiales.




Bueno, seguimos; el 85 trabajaba en el Ministerio del Interior, mi jefe directo era un Sargento arequipeño de aquellos que ya no existen, esos que te enseñan y te castigan si no aprendes, una mañana me llamó muy intrigante a su escritorio, me habló algo desconcertado y me dijo, "Negro, carajo, me ha pasado algo que me tiene atontado; mi hija anoche estaba a eso de la 11.30 hablando por teléfono en la sala de mi casa y se puso a dar de gritos, salimos corriendo con mi mujer y mi hija estaba en shock, dice que vio a su tía pasar de la puerta de la sala hacia los dormitorios, y esa tia es difunta hace años compadre, no sé que pensar, ¿tú que dices?", "no sé jefe, la verdad yo no creo en esas cosas, a lo mejor su hija se ha sugestionado y le habrá parecido", "no negro, tú conoces a mi hija, ella es bien centrada, no es neurótica, ni nada, mi hijita está muy nerviosa", "Pucha jefe, qué le puedo decir, a lo mejor pues es una señal", "sí, yo pensé lo mismo y llamé a mi hijo que está en Alemania, pero nada, todo bien, mi hijo se ha preocupado también y está tomando sus providencias, por siaca". Yo conocía a la familia del Sargento Portugal por que me vendió unos enseres de segunda en su casa en la Urb. Los Precursores frente a Plaza Vea en Surco y su hija trabajaba también en el Ministerio, ella era rubia, delgada, de una apariencia serena y muy femenina, no me pude pronunciar más sobre aquel tema en ese momento, pero un par de horas más tarde sucedió lo inesperado; el Sargento Portugal se apareció frente a mi escritorio muy lentamente, puso ambas manos sobre el tablero, me miró fijamente con sus ojos sarcos y me dijo "¿te acuerdas lo que te conté de mi hija y lo de anoche?, pues, acaba de llamarme mi esposa y dice que esta mañana a fallecido el esposo de esa señora"; ¡a la mela!, se me pararon los pelos y quedé en silencio, el sargento dio media vuelta y se sentó en su escritorio y se puso en "posición vallejiana" y de cuando en cuando volteaba a mirarme y movía la cabeza como diciéndo ¿y ahora qué opinas?, yo solo abría las manos y respondía en silencio "qué puedo decir Jefe, me tiene que pasar para creer".



El 91 y el 93 sufrí pérdidas familiares irreparables, irremplazables e inolvidables, por un corto espacio del 93 me mudé con mi señora e hijos a casa de mis hermanos a fin de estar juntos en aquel trance y luego de una semana fui a mi casa para ver como estaba, eran como las 6 de la tarde, ya empezaba a oscurecer, me puse a recoger algunas cosas que se necesitaba y por mientras puse un cassette de Silvio Rodriguez a volumen moderado, habrían pasado casi 15 minutos y ya preparaba mi salida cuando la música dejó de sonar, ingresé a mi dormitorio y al prender la luz el cassette estaba en movimiento, la luz de encendido de la radiograbadora también pero no se escuchaba nada y ¡plump! sonó un estruendo muy fuerte de la zona trasera de la sala que me hizo saltar hacia el lugar, yo solía colocar en ausencia un tazón metálico sobre la perilla de la puerta que protegía la parte trasera de mi casa, de tal manera que si alguien intentaba forzar el ingreso, esta caía y generaba el estruendo que casi me mata derl susto, es ahi también que al regresar al cuarto la luz que había encendido comenzó a oscilar; no negaré que me entró un escalofrío por las cosas que estaban sucediendo, pero me senté en la cama y mirando al cassete dar vuelta sin que se escuchara nada, me dije en voz baja "si alguien quiere decirme algo, pues aqui estoy, no tengo nada pendiente con nadie asi que aqui estoy", para luego apagar el equipo de sonido, apagar la luz, colocar de nuevo el tazón metálico sobre la perilla e irme por donde vine; cuando pasaba por una panadería a media cuadra de mi casa, vi que la luz del negocio oscilaba, por lo que ingresé y saludé a mi vecina y al preguntarle por la luz me dijo "Ay vecino, toda la semana estamos con este problema de la baja de tensión, mis equipos se malogran y no funcionan como deben ser", recién ahi encontré respuestas a lo que pasaba con el funcionamiento irregular de la radio grabadora, la luz y en fin, lo del tazón pasaba por una cuestión de inercia; todo tuvo una explicación lógica y me fui tranquilo de mi casa.



Pero volvamos a fines del 85 o comienzos del 86, como muchos de ustedes recordarán, aquellas epocas convivíamos ya de manera natural con los apagones, lo raro era que tuvieramos luz un día completo; con un grupos de colegas y compañeros de promoción habiamos acordado encontrarnos en una fiesta por la Av. de La Marina en San Miguel un sábado a eso de las 8 de la noche; mi madre estaba muy disgustada conmigo por aquella salida ya qe eran las 6 pm, no había luz y le preocupaba que fuera tan lejos en esas condiciones, por aquel entonces tenía 20 años, casi un año trabajando y bueno, era imposible quedarme en casa un sábado por la noche, pese al apagón y a la caza de autoridades que hacía Sendero Luminoso por aquella época. Casi como jugando y a medio vestir salí de mi casa antes de las 7 de la noche, llegué a la esquina de mi barrio para ver si alguien más se unía a la aventura tonera, solo encontré a mi pata "Feola" (adivinen el por qué de la chapa), quien luego de saludarme me dijo "oe causa, ahi arriba detrás del árbol, hay una jerma que creo te está buscando jeje, hace rato está ahi), agudicé la vista y efectivamente, pese a que ya estaba casi oscuro, se veía una silueta femenina escondida tras un árbol y bueno, todo "sapazo" fui a ver quién era aquella chica de talla regular, figura agradable, vestía un jean oscuro, una chompa delgada clara con aplicaciones andinas, usaba unos "escarpines" (una prenda de lana que va del tobillo hasta las rodillas por fuera del pantalón), un gorrito de lana medio "aboinado" muy de moda debido a la novela "Carmín", cabello negro hasta los hombros; no lograba ver su rostro por que me miraba de costado y me daba la espalda, le hablaba juguetonamente sobre su presencia en el lugar y casi luego de 15 minutos de jugar con su cabello y su hombros intentando verle la cara de frente, me dio su nombre y a mi insistencia au apellido, dijo que esperaba a su amiga Rocío, toda la información fue sacada por cucharitas; la convencí de irnos a tomar una gaseosa para saber más de ella y caminamos calle abajo. Era blanca, muy blanca en contraste con su cabello, yo que siempre he tenido debilidad por las blanquiñozas, me iba "emocionando" a cada paso que dabamos, y es que la señorita no sabía que yo tenía otros planes para ella.






Yo tenía alquilado un cuarto en un edificio a unas cuadras de la casa de mis padres, donde muy seguido me refugiaba con mi pareja de ocasión para escuchar musica y crear música en posición horizontal, asi que hacia dicho lugar la llevé a la "mudita", en el trayecto me enteré que era Chinchana y que su madre y hermanos vivían allá, pero que tenía familia por mi zona y que buscaba a su amiga que no veía y que bla bla bla, mientras compraba las gaseosas, cigarros, abria la puerta del edificio y la ingresaba al cuarto, iba en aumento la excitación por la compañía que tenía; prendí una vela y la radio a pilas, se escuchaba levemente algunas baladas en ingles, le acariciaba las mejillas, su cabello, le decía lo bonita que era y muy despacio besaba sus labios rojísimos, le contaba sobre mí y mi familia, la puse de pie y muy despacio le metí mis manos por debajo de su chompa, tratando que los besos fueran más apasionados, comenzé a recorrer levemente su cuerpo con ropa y en momentos que luchaba disimuladamente con el botón metálico de su jean, me percaté que la chica estaba llorando en silencio; pucha mare, me detuve inmediatamente y traté de calmarla limpiándole las lágrimas, pero su descontrol iba en aumento, por lo que al decirme ella que quería irse, le dije que sí, "vamonos ya"; ella se abalanzó sobre la puerta y la empezó a arañar como si fuera un perrito, yo un poco sorprendido por aquella reacción, me acerqué y levemente la cogí por los hombros abriédo la puerta, apagué todo y fui tras ella, le sujeté un brazo para que no se tropezara en las escaleras y salimos a la calle.

Todo estaba oscuro, solo los autos que pasaban nos alumbraban para vernos ambos y caminamos de regreso de donde vinimos, yo trataba de disculparme por lo atrevido de mi accionar, pero ella decía que solo quería irse a su casa y que no la acompañara, yo terco la seguía unos pasos detrás y ella se detenía de cuando en cuando para decirme que me vaya; habiendo caminado casi media hora lentamente tras ella, me di cuenta que ya estaba fuera de los límites que yo conocía de mi barrio, pero más era mi necesidad de reconciliarme con la "mudita" y que me diera una segunda oportunidad de verla y portarme como corresponde, asi que seguí tras ella solo con unos metros de distancia; ya en un tramo casi sin salida se detuvo y me acerqué y me dijo muy molesta y suplicante "vete por favor, ya no me sigas", por lo que me quedé parado mientras veía que se perdía en la oscuridad, calculé una distancia como para pasar desapercibido y avancé rápido y me pegué a una pared y me puse de cuclillas al ver que se detuvo, estaba así con la mirada muy afinada a su figura cuando , plap, plap, plap, palp; asi como cuando revienta la canchita, sentí mis sentidos al empezar a encenderse los focos de los postes de luz de aquella calle y de toda la zona, seguido de ¡yeaaaahhhh!, ¡biennnnnn!, ¡bravooooooooo!, y la estampida de chiquillos que salían de sus casas y brummmm, una puerta se abrio tras de mí y caí hacia adentro de espaldas, ¡qué pasa carajo! me gritó un tio asustado con mi irrupción, "nada, nada amigo, disculpe" y salí rápido limpiandome la ropa, corrí hacia donde había estado parada la chica y nada, no la veía, me di la vuelta por las calles continuas y nada, ya no estaba, asi que resignado pero mirando alrededor, empecé la retirada mirando la zona en la que estaba, encontré un par de conocidos en la ruta e intenté preguntar por la chica, pero no encontraba las palabras para describirla pese a saber su nombre y apelido (cosa que hoy no recuerdo).




De vuelta a mi esquina vi algunos patas que ya se sobaban las manos y proponían unas chelas sabatinas, fui a mi casa, me bañé, me cambié y pese a la molestia de mi madre salí muy rápido con dirección a la casa de mi "yunta" "el flaco" para ir a San Miguel al tono; en el trayecto nuevamente se fue la luz, ta' mare y definitivamente con "el flaco" decidimos ya no ir por seguridad y nos tomamos con su tio (también arequipeñazo) media botella de Pomalca, mientras les contaba lo pasado con la chica "mudita". El tio de "el flaco" quien escuchó atentamente mi relato, sentenció "hijo, esa es una muerta", jajaja, me reí sin ganas, ¿ah te ries?, "es que yo no creo en esas cosas maestro"; "mira chibolo, yo conozco varias historias de esas y solo salen vivos los de corazón fuerte como tú, si no ya estuvieras babeando en tu cama"; "el flaco" no sabía si reirse o ponerse serio, me miraba y me preguntaba todo sobre la chica, su pelo, su cara, su palabras, en fin, yo solo podía decir que no podía ser una muerta pues "si le he agarrado el poto varias veces"; finalmente ya medio movido, siendo hora avanzada y la luz sin volver, me regresé a mi barrio; en el trayecto del taxi iba pensando en todo lo que había pasado buscando algún dato suelto que me permitiera ir a buscarla en algún lugar de la zona, pero nada, nada me aclaraba sobre el punto, me junté en la esquina con Feola quien quería detalles sobre "el levante", "yo te vi que te fuistes con la chica para abajo, habla pe", lo evité y a otro con más confianza le conté todo, quien no me dejó terminar y se levantó de la vereda en q estabamos sentados y me dijo "te cagastes, una muerta huevón, te jodistes, jajaja, que feo loco"; yo riéndome repetí "yo no creo en esas cosas gil, muertitas a mi, que venga de nuevo y la chifo de verdad"; ligeramente la noticia corrió entre los presentes, algunos lo tomaron en serio pero la mayoría pensaba que era un invento mío; ya casi de medianoche, hablando con los patas de otras cosas con su respectivo brindis, me vino a la mente una parte del diálogo con la chica "estoy esperando a mi amiga Rocío", me puse a pensar quien de nombre Rocío vivía en la zona y nada, no daba, un par de noches después repasaba mentalmente casa por casa y nombraba a la féminas, fulana, mengana, sutana, perengana, Chio, su hermana, su prima tal ......., ¡Epa!, ¿Chio?, a las Rocíos les dicen ¡Chio!, me fui al toque a casa de mi pata cuya hermana era Chio y cuando me atendió algo intrigada por que eramos conocidos pero sin tema en común de charla, le dije "este, Chio, hola, dime, este, ¿tú conoces a una chica de nombre fulana de tal?, "¿Fulana de tal, tas seguro - me dijo sorprendida - a lo mejor era sutana de tal, su hermana, por qué?", yo tratando de mostrarme coloquial "este, es que me la encontré aqui al frente como a las 7 de la noche el sábado y me dijo estoy esperando a mi amiga Rocío", Chío se llevó una mano a la boca y me dijo susurrante "tas loco, esa chica ha estudiado comigo, pero hace tres años que ha muerto".



Como comprenderan, Chio se metió a su casa entre asustada y confundida, yo creo que dije algo como que seguro me había equivocado con la hermana, me di media vuelta y derechito a mi cama; los días siguientes todo me parecía un mal sueño, caminé por donde estuve la noche en mención y ya no quize ir donde Chio, pero dos semanas después me cruce con ella y conversamos sobre el tema sin poder explicarnos como podía haber pasado algo asi; ella me dijo que solo estudió como tres meses con "la mudita" por que no era de por aqui y que había salido embarazada y se había ido, para luego recibir información en el colegio que había fallecido; no volví a hablar del tema con nadie, siempre he buscado una respuesta lógica a lo ocurrido, tengo dos teorias sobre la verdad, supuse que a lo mejor fue la hermana o que "la mudita" nunca falleció y estaba de paso, me molesté conmigo mismo por lo crudo de mi comportamiento, esa chica podría haber estado sufriendo algún problema médico, sicológico, alguna tara, no sé, por ratos me decía al espejo "ya vez, por carretón", en fin; han pasado cerca de 22 años, sigo sin creer en fantasmas o cosas por el estilo, tengo más miedo a los vivos que a los que se fueron; en estos tiempos de "peperas", VIH, asesinos y asesinas por 20 soles, ni hablar, ni de vainas irse de faldas con desconocidas. La otra noche cenaba con unos compañeros por el mercado de Surquillo, frente a mi mesa se sentó la tía del ¡Feliz Jalohuiiinnnnnn!, pero viéndome muy serio solo me dijo "provecho". (Si supiera).

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